jueves, 6 de junio de 2013

María gótica revive


Mañana a las 9:00 am se rompe un velo en la Cinemateca Distrital. La versión de María, del pintor Enrique Grau, se podrá ver por primera vez después de mucho tiempo en su versión restaurada.

Grau es un secreto por descubrir en el cine colombiano. Su participación en la mítica La langosta azul (1954) es tan incierta como todo lo que concierne a esa película, presa de su propia leyenda y de la celebridad de quienes participaron en ella (Álvaro Cepeda Samudio, Luis Vicens, Cecilia Porras, García Márquez, entre otros). Pero en  la década de 1960, mientras definía su estilo como pintor y se consolidadaba como uno de los inventores de la modernidad artística en Colombia, el cartagenero hizo un cine experimental que hoy permanece oculto o por lo menos en espera de una mayor difusión. 

Luis Vincens, Álvaro Chávez, Eduardo Ramírez Villamizar, Armando Villegas e Ilva Rasch. Foto tomada de la revista Arcadia. En la "Colina de la deshonra"
Muestra de esa voluntad de experimentar son Pasión y muerte de Margarita Gautier (1964) y María (1966). Por las referencias literarias se pueden presumir los intereses de Grau en ese momento: entrar a saco en la más venerada tradición cultural y en los resortes moribundos del romanticismo decimonónico y proponer relecturas y versiones jugetonas. Todo esto iba a a tono con esos locos años de la también mítica "Colina de la deshonra", en el barrio La Macarena, lugar de encuentros estrambóticos registrados en la lente de varios fotógrafos y en los recuerdos de muchos de quienes allí fueron convidados. 

No he visto nada -o casi nada- de esta versión de María. Pero lo que es seguro es que se distancia de adaptaciones edulcoradas como la María colombo-mexicana, de 1972, dirigida por Tito Davison y con Fernando Allende y Taryn Power, y por supuesto de la serie para televisión que dirigió Lisandro Duque, según la visión de García Marquez. Sin embargo, en 2007, mientras buscábamos materiales para la exposición ¡Acción Cine en Colombia!, exhibida en el Museo Nacional, nos llegó un cuaderno manuscrito encontrado en la casa de Grau y que, más que un guion, era una bitácora del proyecto fílmico de María, con guiños a la imaginación gótica y traviesos apuntes y alusiones (aves negras, flores muertas y un tenebroso romanticismo kitsch). Esta pieza, finalmente exhibida, como también fue mostrada la claqueta que se usó en la película, con la firma de Grau, ha sido mi muy humilde acercamiento a esta obra.


 
En los años sesenta, la recepción de La María de Jorge Isaacs, en medio del furor renovador de vanguardias como el grupo de Barranquilla o el nadaísmo, podía estar en crisis. En la década anterior, la novela había sido objeto de un juicio estético en la recién iniciada televisora nacional. Sus méritos y ascendencia sobre la literatura nacional ya no eran tan evidentes o al menos no caían de su peso. Incluso alguien tan aconductado como Eduardo Caballero Calderón pudo explicar "por qué ya no queremos a María". Pero todo gesto destructor es finalmente un gesto de amor. Y mañana sabremos el tono exacto que tuvo la obra iconoclasta de Grau. 

El programa es con entrada libre, y estará acompañado de una conferencia sobre restauración de material fílmico, por parte de Howard Besser, director del programa de magister en archivo y preservación de imagen en movimiento (MIAP) de la Universidad de Nueva York.