martes, 25 de agosto de 2015

El cine de Camilo Restrepo: asedios a la "ciudad archivo"

Tropic Pocket, de Camilo Restrepo.

La Cinemateca Distrital de Bogotá presenta este miércoles 26 de agosto los cortometrajes Tropic Pocket y Como crece la sombra cuando el sol declina, del realizador antioqueño Camilo Restrepo, quien acaba de ganar en el Festival de Cine de Locarno un leopardo de plata por su último trabajo, La impresión de una guerra. Películas a caballo entre Colombia y Francia, y que divagan, incómodas, entre las huellas, las ruinas y los acontecimientos. Un cine que, más allá de la ciudad letrada con su ingenua y a la vez prepotente confianza en el documento, interroga la "ciudad archivo", los textos que la cultura -o su malestar- escribe en los cuerpos, las ciudades y los paisajes.

En Crítica y ficción, el escritor argentino Ricardo Piglia ubica su propia obra en la tradición de los relatos del archivo o en "el archivo como modelo de relato". Para el autor de Respiración artificial y Formas breves, estos relatos expresan "la tensión entre materiales diferentes que conviven anudados en un centro que justamente es lo que hay que reconstruir". "Es una especie de novela policial al revés -agrega-, están todos los datos pero no se termina de saber cuál es el enigma que se puede descifrar".

Los cortos de Camilo Restrepo que se verán este miércoles 26 de agosto en la Cinemateca Distrital, y que ya fueron exhibidos en Colombia en la última Muestra Internacional Documental, rehúyen el fetichismo del archivo o, al menos, lo incorporan como una textura entre texturas, un texto entre textos. Si hablo de texturas es porque películas como Tropic Pocket, Como crece la sombra cuando el sol declina y La impresión de una guerra, están obsesionadas con la materialidad del cine -y con la materialidad del mundo-. Por eso su particular uso de los formatos fílmicos y la posición que asumen ante su promesa fundadora: la de devolvernos un registro, una impronta, una impresión... intraicionable.

No obstante, contrariando esa "ontología de la imagen fotográfica", el de Restrepo es un cine de la sospecha, empecinado en describir las "fallas en lo real". Desde el corazón de la estética contemporánea del found footage, las películas de Restrepo muestran como "las imágenes cinematográficas no son nunca medios transparentes por los cuales la realidad se muestra, como si se tratara de ventanas al mundo (en el sentido de André Bazin), sino materiales opacos cuya función es construir aquello que refieren" (1). Es lo que se hace con esas imágenes, su montaje, y no las imágenes en sí mismas, lo que construye los sentidos, sin cerrarlos. 

Tropic Pocket (2012) es un corto paradigmático de este manera de asediar el archivo, los materiales encontrados, con el fin de provocar su implosión. La intervención sobre tres archivos disímiles y sin embargo continuos en su "explotación" del Chocó, tiene el efecto de intensificar el carácter artificial -e ideológico- de los mismos. 1) Fragmentos de La isla de los deseos, una "ficción-documental" rodada por los padres claretianos en la década de 1950. 2) Videos de Internet de soldados del ejército colombiano y combatientes de otros "actores del conflicto". 3) Fragmentos de una film publicitario de Chevrolet Corvair, donde se ve al susodicho carro atravesando el tapón del Darién. A esto se suma un cuarto archivo, creado a partir de registros con los habitantes de San Pacho. Puestos en relación, los materiales dejan de expresar esa confianza positivista en la imagen y van tramando, a través de texto, imagen y sonido, un complejo discurso que muestra la perdurabilidad de imaginarios sobre el Chocó vinculados a distintos tipos de libido: del territorio, del paisaje, de los cuerpos. El acento colonial de estas imágenes es ostensible, pero el lenguaje del cine opera como un contradiscurso crítico. Así, Tropic Pocket revela su filiación con la tradición de cineastas como Harun Farocki, Jean-Luc Godard o Mijail Room, o como la ha expresado el propio Camilo Restrepo, con el verfremdungseffekt brechtiano. 


Como crece la sombra cuando el sol declina

Como crece la sombra cuando el sol declina (título que encierra una referencia a Simón Bolívar, uno de esos bravos guerreros que constituyen uno de los campos semánticos del documental), de 2014, examina otro tipo de huellas, acumulaciones, libidos y contabilidades. Fue rodado en Medellín, entre trabajadores del barrio La Iguaná y gente que hace malabares entre el tráfico urbano, que sobrevive en la precariedad tanto como en la libertad. A ese flujo se añaden, de nuevo, materiales "encontrados", películas en color. El dispositivo cinematográfico está a la vista, para sacarnos de los previsibles engaños de la representación: la película se desgasta, reacciona o se quema ante nuestros ojos exponiendo su fragilidad constitutiva. 

El tropo del trópico parece activarse de nuevo, como una condición que condena, nos condena, al olvido o la repetición. El extraño narrador de Como crece la sombra..., profundiza ese efecto de distanciamiento a lo Brecht e hila un discurso que rehúsa explicar, que "frusta" en su opacidad hermenéutica: en cambio, crea ritmos y sugestiones que funcionan como un correlato de las imágenes. De nuevo, estas no se bastan a sí mismas, demandan ser comentadas, contrarrestadas, denunciadas en sus fallas y en sus silencios (como ocurre en La impresión de la guerra, cortometraje que se comentará en otra ocasión). La excesiva confianza en las imágenes sería otra forma de la mistificación, un sucedáneo de lo religioso.

La obra de Camilo Restrepo, elaborada desde un lugar marginal (como si, en efecto, el costo de la libertad fuera la precariedad) es uno de los más gratos descubrimientos del cine reciente. Convertir a esta obra en una rehén del cine colombiano y sus agendas oficiales (memoria, ruina, archivo) sería empobrecerla y desconocer la manera compleja como en ella se intersectan lo local y lo global, el rumor y la juiciosa investigación, la memoria y la historia. Pero desvincularla del cine colombiano y no ver los cruces con otras obras y otros realizadores de la diáspora colombiana como Felipe Guerrero (en su obsesión por lo fílmico y lo material del cine como ocurre emblemáticamente en Corta) o Laura Huertas Millán (por su posición ante la historia y ante los relatos de nación considerados como un archivo y diseminados en el cuerpo social y cultural) sería condenarla a una insularidad que ni tiene ni se merece.

Nota:

1). Emilio Bernini. "Found footage. Lo experimental y lo documental", en: Leandro Listorti y Diego Trerotola (comp.), Cine encontrado. ¿Qué es y adónde va el found footage?, Buenos Aires, Bafici, 2010, p. 26.

Ver trailers:

TROPIC POCKET:



COMO CRECE LA SOMBRA CUANDO EL SOL DECLINA

  

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